El destino no existía para mí, hasta que me lo has cambiado tú, en mi barco navegaba en libertad, con la vela de mi alma y nada más.
En mis días no encontraba lógica, cada noche era una duda más, me sentía como flor de plástico olvidada en un rincón inhóspito.
Y yo bailaba en equilibrio hasta saber lo frágil que al caer se puede ser, frente al espejo cuántas veces pregunté si llegará el amor a mí también.
Ahora se que mi respuesta eres tú, porque vivo de tí. Ahora se que ya mi respuesta encontré, amor, si... tú.
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